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Por Alejandro Celaya
Columna Opiniones
No es un prólogo del libro homónimo de Miguel Leon Portilla, sino una observación de lo acontecido después del 2 de julio.
Hay quienes siempre han sido amlo-fobos y aún en la derrota electoral lo siguen siendo, lo cual me parece digno de respeto pues este desprecio es por convicción. También hay quienes se rentan como plumas mercenarias al servicio del mecenas público o interés privado, si bien no puedo ofrecer un respeto del mismo nivel que a los anteriores mínimo brindo tolerancia a su interés económico legítimo. No puedo expresar lo mismo de un tercer sector de intelectuales, opino-cratas y comentólogos, quienes bajo la máscara ideológica buscan preservar sus espacios de poder editorial y conservar sus presupuestos públicos para financiar beneficios privados; aunque en algunas de sus revistas y editoriales hay opiniones y artículos rescatables, estos entes literarios dependen más del dinero público que de sus lectores. De hecho hay quienes afirman que más que casas editoriales son entidades para estatales por la cantidad de recursos que reciben.
Me parece mezquino los deseos negativos hacia el gobierno entrante, como todo gobierno merece la oportunidad de demostrar sus aciertos, a nosotros nos corresponde señalar sus errores.
La crítica como resultado del escozor de la derrota es malsana, subjetiva y soberbia.
Lo tratare de explicar con argumentos.
“Los que votaron por el sr López, son ignorantes, impreparados, fanáticos y flojos”
Generalizar y encasillar a las personas, es un sectarismo maniqueo. Suponiendo sin conceder que esto fuera cierto, con base en los porcentajes de votos el 52.9% (Morena) de los electores son una masa ignorante y sin estudios ni preparación, el 16.4% (PRI) son electores cautivos, ya sean clientelares o corporativos, y solo el 22.4% (PAN/PRD) son preparados y conocedores. Con estos datos pudiéramos decir que el modelo neo-liberal implantado desde 1989 no ha dado dividendos a la mayor parte de la población, los errores propios del sistema terminaron por devorarlo así mismo.
Es de sentido común darse cuenta que entre más se denosté al vencedor más humillante resulta nuestra derrota, pensemos que si fuimos vencidos por personas con tan bajas calificaciones y escasas cualidades más bajas resultan nuestras propias calificaciones. Si no supieron mostrar las virtudes por encima de las carencias, menos podrán conducir un país.
En un error común no saber con quién se perdió, no fueron derrotados por el sr Lopez, sino perdieron consigo mismos, se nombraron coalición, pero practicaron la escisión, hablaban de paz y se promocionaron con guerra, presumían honestidad pero se olvidaron de la integridad.
“La elección de personajes con bajo perfil y (en apariencia) desprovistos de capacidades, fue una consecuencia de la elección en masa”.
Es una verdad a medias, en mi opinión no es un error de la democracia, sino un acierto de la igualdad y la no discriminación (art. 1°,4°, 5° CPEUM). El espíritu de la ley y el principio de elegibilidad permiten que todos los sectores sociales puedan ser representados, es una cuestión no solo de legalidad sino de legitimidad.
Aunque esta democracia no es perfecta, lo que se debe impulsar no es un cambio en los requisitos de ley para ser votado, sino cambiar y educar al elector para que pueda elegir mejor a sus representantes. En el mismo sentido como un amigo me dijo: “el título no te respalda, tu respaldas al título”. Por ello quiero decir que también hay electos: licenciados, maestros y doctores cuyo único mérito es ser amigo, hijo, esposa y/o amante. Por ello antes de discutir sobre su profesión, estudios o la falta de, evaluemos sus resultados.
“El pasado de los personajes elegidos es cuestionable y suficiente para descalificarlos”
Es verdad, el pasado de los personajes es “cuestionable” por decir lo menos; sin embargo, si somos espirituales y además cristianos creo que es una obligación creer en la redención y el arrepentimiento… por el contrario para los que somos más terrenales existe la re-adaptación social. Si ninguno de estos dos conceptos nos permite dar una oportunidad al elegido, entonces las palabras sobran.
“En Mexico se gesta un comunismo similar al Venezolano o Cubano”.
Primero habría que poner orden, dictadura y comunismo no son sinónimos, por ende una dictadura no necesariamente es comunista.
Porfirio Díaz fue un dictador y Benito Juárez estuvo cerca de serlo, (lo evitó su propia muerte) y en ninguno de los dos casos México fue comunista.
Las dictaduras latinoamericanas han sido militares, donde las ideologías se acomodan según la potencia que las patrocina. México está lejos de convertirse en una dictadura, el último presidente militar que tuvimos fue el Lic. Manuel Ávila Camacho. No así los casos de Cuba y Venezuela. Por ello cuando vean un “análisis” en el face de la señorita politóloga de ojos bonitos, piensen que por intención, comete omisiones doctrinales importantes y sus conclusiones son sesgadas y bastante tendenciosas.
Para terminar, mientras vencedores y vencidos ya recogieron sus canicas y unos están de vacaciones disfrutando de la vida, otros trabajando y planeando su gobierno y aquellos pensando cómo cuidarse las espaldas, nosotros seguimos aquí, discutiendo quien fue el menos peor…
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