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Mesura

Por Alejandro Celaya

Columna Opiniones

“El carácter humano es como una balanza, en un platillo esta la mesura, y en el otro la audacia. El mesurado tímido y el audaz indiscreto, son balanzas con un brazo, trastos inútiles.” Ángel Ganivet

Ahora que las cuestiones electorales están a punto de terminar, es imprescindible comenzar con la operación cicatriz o mínimo actuar con sensatez. Primero, comprender que el ganador representa a una élite, y en principio está muy lejos del ciudadano promedio. Como miembro de esa élite, su primera obligación esta con los suyos, es decir con todos los que le ayudaron a llegar al poder, los que le tejieron alianzas, le quitaron golpes, le sumaron apoyos, le allegaron recursos y le consiguieron votos. En ese espectro caben muchos: operadores electorales, empresarios de pedigrí, intelectuales a sueldo, y líderes de opinión a modo.

Salvo que algún afortunado obtenga un beneficio real, palpable y directo del que resulte ganador el 2 de Julio a nivel federal o local. Los demás seguiremos en iguales circunstancias a las de ahora; en la lucha diaria y el esfuerzo individual para salir adelante; salvo algo extra ordinario suceda seguiremos siendo convidados de piedra.

Los “ganadores”, tendrán en mente la esperanza (siempre necesaria) del cambio, bajo esta idea la carga será más ligera, al menos mientras dure el frenesí victorioso y la terca realidad se imponga.

Para los “perdedores” habrá un depósito de todos los males, de todas las desgracias y de todos los infortunios.




En ambos bandos hay espacios de verdad y espacios de mentira. Tienen razón los acólitos del esfuerzo individual, este un requisito sine qua non para el progreso; ello explica los casos de éxito entre los empresarios, los estados, los deportistas, los estudiantes, los científicos, los intelectuales etc. Pero es igual de importante que haya condiciones generales mínimas, para el desarrollo de las potencialidades individuales. Por ello los simpatizantes del colectivo exigimos igualdad de oportunidades y la intervención del estado para gestarlas, protegerlas y aumentarlas.

El partido, la ideología, el patriotismo y el deseo de trasformar el país no son los elementos que aglutinan a nuestra clase política, sino una causal bastante mundana; las elecciones son un negocio, donde se gana aun perdiendo.

Votar por uno u otro candidato no hace al ciudadano menos inteligente o más tonto; para defender o atacar a tirios y troyanos los argumentos sobran, sin embargo, más allá de la defensa ciega y el ataque visceral debe existir la auto-crítica.

La facultad del auto-análisis es lo que nos llevara hacia adelante como país; lo que en un futuro nos dará mejores políticas, mejores candidatos, mejores propuestas y hasta mejores críticas.

Pensemos que por lo menos existen 3 realidades convergentes:

lo que es, lo que nos dicen que es y lo que creemos que es. Es así que cada ciudadano decidirá en condiciones similares pero no iguales.

Por todo lo anterior se recomienda mesura, que ni la soberbia ni el revanchismo domine a los vencedores ni la mezquindad y el sabotaje motive a los vencidos; como en el sexo, para el progreso se necesitan por lo menos dos.

Twitter @alexcelayav

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